Morelia Michoacán, México 30 de enero de 2023

  

Feliz cumpleaños, querido amigo.

  

Feliz cumpleaños, querido Parícutin, he de confesar que te extraño desde que salí de Nuevo San Juan Parangaricutiro. Hace tiempo que no visito mi pueblo. Aun después de tanto tiempo, no puedo negar que el verte todos los días me ponía feliz, pero melancólica tu presencia me daba certeza de cómo puede parecer que las cosas permanecen y, sin embargo, siempre cambian. Así eres tú, quien te conoce por primera vez puede llevarse la impresión de que has estado ahí desde el principio de los tiempos. Quienes te conocemos de más tiempo sabemos, o nos contaron, que en realidad eres muy joven aunque creciste rápido.

Ya serán 80 años de tu nacimiento este 20 de febrero. Mi abuelo me platicó que él te vio nacer, aunque lo asustaste muchísimo y tuvo que correr, porque con tu nacimiento se abrió la tierra y el vapor que salía de la grieta, junto con las piedras que arrojabas, parecía ser el fin del mundo. Mi abuelo les avisó a todos en el pueblo. Algunos fueron a ver que fuera cierto lo que él decía, pero la mayoría le creyó, puesto que todos sintieron cómo la tierra se movió. Todo el pueblo se tuvo que mudar pues necesitabas mucho espacio para crecer.

Dicen que la formación de tu cono fue rápida y que al poco tiempo eras del tamaño de un gran cerro (150 metros en solo 6 días y más de 300 metros en 8 meses), con la diferencia de que de tu interior salía ese líquido viscoso y caliente al que llaman lava. Y así permaneciste activo 9 años 11 días y 10 horas, a veces vomitando lava o escupiendo humo y lapilli. 

Con tu nacimiento se vinieron muchos cambios, no sólo la mudanza del pueblo de mi abuelo y los pueblos vecinos. La lava que vomitabas cubrió un gran terreno pues se extendió hasta 10 kilómetros y eso es mucho. El pueblo de Parícutin, al que debes tu nombre, se perdió por competo y de San Juan Parangaricutiro original sólo quedó visible parte de la iglesia.

Con tu formación, también se hicieron otras grietas o conductos secundarios nacidos de ti, como el Sapichu o El Niño, para los que sólo hablamos español. Y el movimiento de la tierra provocó también la formación de la mesa de Los Hornitos.

Así llegaste a cambiar todo el entorno, provocando miedo en muchos y curiosidad en otros. Mi abuelo dice que contigo llegaron también muchos curiosos y señores que decían ser científicos. Unos venían únicamente a tomarse fotos para el recuerdo y otros, asombrados, no dejaban de sacar teorías y sacar nuevas conclusiones; los científicos de volcanes dicen que ayudaste mucho a saber más de su formación y que eso era un conocimiento muy valioso.

Te volviste muy famoso, todo el mundo se enteró de tu nacimiento y es que nadie había visto antes nacer un volcán. Tus fotografías recorrieron todos los rincones del planeta y se escribía sobre ti, los artistas se quedaban horas contemplándote, pintándote ¿y quién podría culparlos si siempre fuiste cautivador? Incluso un señor llamado Gerardo Murillo conocido como Dr. Atl escribió el libro que llamó Cómo nace y crece un volcán: El Parícutin contando tu historia con hermosas imágenes de tu crecimiento.

Hoy te siguen estudiando y la gente te visita, entra a tu cráter, se saca fotos. Ahora, la gente de los alrededores no te teme, te respeta y te admira. Los visitantes ayudan a la economía del lugar y eso es bueno. Aunque todos pensaban que eras un castigo, ahora muchos piensan que eres una bendición.

Como te decía al principio, te extraño mucho querido amigo, siempre estabas ahí al despertar y me acompañabas durante el día, pues sólo bastaba girar la cabeza para encontrarte a lo lejos y saber que estabas a mi lado. Dicen que soy rara por hablar contigo, pero yo creo que no, que hablar con un buen amigo no es raro. Te extraño, amigo, pero me reconforta que cuando regrese a mi pueblo, tú seguirás estando para maravillarme con tu presencia. 

Espero visitarte pronto, por ahora me despido y espero que no crezcas más? ja, ja, ja, porque asustas a todos, mejor sigue dormidito y lindo.

Otra vez feliz cumpleaños, mi querido amigo Parícutin.

Atentamente, tu pequeña amiga Janikua.