En el marco de el 8M “Día internacional de la mujer” las alumnas y ex alumnas del Diplomado en Escritura Creativa y Crítica Literaria de la Escuela de Escritura de la UNAM comparten su visión sobre la violencia y los retos a los que se enfrentan las mujeres en su vida cotidiana.
Te invitamos a leer juntas, juntos, juntes y reflexionar acerca de esta fecha.
Nunca entendió por qué Quetzalcóatl decidió marcarla para siempre con la figura de un conejo que al final iba a comerse. Ni por qué la llamaban para atender partos y regular ciclos femeninos.
Tampoco comprendió por qué fue vendida y colocada en el escaparate del cielo como una falsa acompañante de los viajeros solitarios, mostrándose desde distintos ángulos para no devaluarse. Las etiquetas de oferta abundaban en los periodos de muertes, corazones rotos y crisis existenciales.
Pero a pesar de la alta demanda, Selene se cansó de bailar con el mar todas las noches al abrigo del viento, porque su vestido siempre fue del mismo blanco percudido.
Quería deshacerse de las mujeres fantasmas y pálidas caminando a la espera de un enamorado, y de las guerreras marineras que usaban su nombre para la defensa del mundo.
Se cansó también de los insomnes románticos que escriben sobre su misterio y hablan de “la luz de la luna”, cuando en realidad está cubierta de lunares, ojeras y acné.
Harta de los clichés poéticos, Selene decidió bajar el interruptor y dejar la inspiración a oscuras. Y como aún flotaba, llamó a Tritón y a las serpientes de Medusa para ser desconchinflada. Ninguno llegó, salvo el impredecible Cupido, y con la flecha de amor la hizo descender hasta los ojos del pastor Endimión. Besó y amó su mirada, y en la oscuridad de la noche (ya sin etiqueta de oferta), hizo el amor en sueño perpetuo sin melancólicos mirones ni observadores telescópicos.
País de deudores
(poema inspirado en “Agua” de Coral Bracho)
Juntas la madre y la hija contemplan
el saco roto de la unidad. Él se va a
ganarse a sí mismo, no a perderlas. En
el horizonte difuso, el eclipse del abandono es
el pan nuestro de cada día. Un país celebra
a la redentora y castiga a la demandante,
los ausentes son mártires arrepentidos
en las puertas del cielo que llueve y purifica
y bendice el perdón. Mi madre envejecida
lava con ella las huellas del desertor. Cansada,
delineo su silueta con la espesura de mis sueños
y él no pierde: protagoniza su mundo.
Genia en la botella
Una mujer se esconde (o la esconden)
en el fondo de una botella
para venderse como coleccionable.
Hay más, cientos, miles de modelos miniatura:
algunas muertas de asfixia o durmientes sin fe;
otras brincan para alcanzar el cuello y escapar,
pero resbalan.
Los compradores aplauden el espectáculo
y las miran llorar,
¡dramáticas!,
¡locas!,
¡desesperadas!
(¡menos mal que el vidrio
aísla las voces!)
Pero una mujer en alguna botella
piensa, idea e inicia la revolución:
golpear las paredes con los tacones
hasta hacerlas estallar.
Ellos ni cuenta se dan
hasta que el estruendo de la genia
despierta un efecto dominó.
Hija de la Luna
Una mujer loba
no reconoce el amor
ni en la luna que la transforma.
La luna es un señuelo,
un incitador del deseo nocturno,
la seductora del cuerpo.
Una mujer loba se enamora
a la vieja usanza del amor:
mata lo que desconoce.
¿Qué es, si no, ese fuego
recalcitrante a la luz de la noche?
¿El deslumbre en la mirada
que recibe de su hechicera?
¿La taquicardia incontrolable?
¿El aullido y el gemido
en cada encuentro?
La luna, vieja amiga,
otrora inspiradora de poetas vagos
hoy, destino invocable.
Una mujer loba
no ama la transgresión que sufre:
la sobrevive.
Hidra
Soy una y varias a la vez.
Me multiplico hasta descentrarme
de la idea fundamental de mí misma.
¿Quiénes soy?
Al menos diez:
la nostálgica de mirada difusa
que sólo acude al mar;
la caminante alegre
de pasos agigantados;
la ninfómana de clóset
que le teme a sus dedos;
la furia atormentada
que destruye con palabras;
la cuerda floja en el aire
que nunca se rompe;
la enemiga de sí misma
a punto de asesinarse;
la loca del ático encerrada
en los muros de mi cordura;
la amante desbordada
en sueños y quimeras;
la aguerrida dama sin apuros
que se traza caminos propios
y aquella de la falta latente,
siempre a destiempo
de su propio encuentro.
Lilian Michelle Medina (Ciudad de México, 1994). Licenciada en Letras Hispánicas por la UAM. Ha participado en congresos de literatura como ponente y moderadora. Obtuvo el primer lugar en la categoría de Poesía del Concurso de Creación Literaria convocado por el XX Congreso Estudiantil de Educación, Edición, Crítica e Investigación Literarias. Ha publicado poesía, ensayo y cuento en distintas revistas. Estudió el Diplomado de Edición de la Escuela Libre de Escritores de Querétaro. Actualmente es ayudante en el Sistema Nacional de Investigadores y jefa de redacción de Mood Magazine.